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miércoles, 22 de junio de 2011

4151.- RAQUEL SINELLI


Raquel Sinelli nació en Pergamino (Argentina), en 1954. Poeta y periodista. Vive en La Plata.
Publicó “El día pleno”, Editorial Nusud, en 2003.



EL ECLIPSE

Mi madre y mi hija
no se conocieron.

Sin embargo se parecen
de un modo
que no se ve en las fotografías.

Mi mirada sostiene las paredes
de la casa
donde ellas se cruzan
y en ese espacio aprendo
mi lugar de unir y separar.
Un abrazo como un eclipse
una mujer
hecha de figuras recortadas
que se apoyan una en la otra.

En “El espiniyo”, revista de poesía, nº 1, 2005.
Director: José María Pallaoro.





Como el árbol, yo no viajo

quieta
veo pasar a los otros.
Podría decir “no me interesa
ir aquí o allá”
pero mentiría;
no es eso.
Hay otra cosa:
en un cuadrado del piso
el cuerpo se hunde
espera inmóvil
en la piedra conocida.






La espera

Cuando el jazmín era joven
y yo también,
cortaba los pimpollos ni bien florecían.
Los cuartos perfumados
las puertas abiertas
diciembre con su promesa y su pérdida.

Ahora dejo las flores en sus tallos.
Hasta que oscurecen
- y caen-
pasan varios días,
más de los que hubiera imaginado






Cambio de estación

Pasa toda una tarde sola, en silencio.
Horas con palabras larvadas
puestas en el cuerpo, no en la voz.
Al anochecer, habla con el vecino, en la vereda.
Comentan el clima inestable de principios de otoño.
Cruzan frases cortas, amables,
mientras las hojas quebradas de los plátanos
se amontonan.
Nada dicen de sí mismos;
grietas que ya no se humedecen
ni se dejan llevar por el viento.






Un pozo

Al fondo de la casa
alguien hizo un pozo.
Al costado quedó
tierra amontonada;
cascotes, ramas, lombrices.
Despacio, te acercas a mirar;
entre paredes de barro
un cuadrado se despeja y atrae.

Desde el borde hacia abajo
se ve un cielo oscuro
que parece no terminar.






Escenas en el patio

En la enamorada del muro
se refugian pájaros
tan fugaces que casi ni se ven.
Hacen huecos
pequeños túneles de hojas
donde se aquietan un instante,
sin recuerdos. Luego se van
al mismo espacio misterioso
del que surgen.
Llevan su sonido
y esa levedad pesa como
si algún significado fuera a revelarse.
En silencio, ella cuelga la ropa.
Con los pies aferrados al piso áspero
alza la cabeza
mira el cielo, puntos oscuros
un trazado que desconoce.






El mapa

Escucha al que duerme

hablar en sueños;
los sonidos
salen de su boca cerrados
(sus labios casi no se mueven)

No parecen palabras
sino partes de un mapa.

Parada junto a la cama
ansiosa
quiere saber qué dice
pero su atención
no sirve para entender.

La escena no se repite;
en silencio entorna la puerta
y camina el pasillo de su propia vigilia.






El ruido alrededor

El llanto contenido
guardado en cerrazón involuntaria
no se seca.
Aparece y no pide
un abrazo que sostenga
ni testigos.
Deja atrás
palabras fuertes
una antigua fe.
Llora sola en la calle
y hay alivio, un ruido
alrededor, ajeno,
un viento
que le va secando el rostro.






Pasaje

Antes de dormir, con la cabeza inclinada
y el pensamiento en otro lado
se saca, de memoria, reloj,
aros, anillo.
Para entrar al sueño
deja los metales, la ropa,
marcas de una pertenencia.
Un ritual frente al espejo
la lleva al lugar
donde le está vedado verse.
Quieta, tendida entre fibras de algodón,
recorre kilómetros, visita casas que ya no existen.
Un andar que nadie ve
que no mueve las maderas
donde el cuerpo se apoya, desvestido.



http://www.tuertorey.com.ar/textos/2010-archipielago/Raquel-Sinelli.html






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